martes, 22 de enero de 2013


Reflexión

La verdadera historia del niño salvaje de L’Aveyron
El ser educador entiendo que es algo que se debe hacer con entrega, no es solo por la remuneraciones económica como muchos los hacen, pienso que debe ir más allá, llegar hasta donde muchos no se disponen a llegar. Debemos pensar en el prójimo, como en nuestros propios hijos. Hay que dedicar tiempo extra a quien lo necesite, sin pensar en recibir nada a cambio.

Por tanto, entiendo que el papel de Itard con este estudiante, está dentro de lo correcto, en lo que debe hacer un maestro cuando se presenta caso como este, asumir el compromiso de ayudar cumpliendo con su deber de educador.

En nuestro camino como docente, debemos de hacer un trabajo con entrega, con amor, como lo hizo este educador con el niño Víctor, que a pesar de su limitaciones el no permitió que lo recluyeran en un centro de trastorno mental, haciéndose responsable de cambiar los modales del niño salvaje, entregándose de corazón para ayudarlo a diferencia de otros educadores que prefieren educar alumnos excelentes sin dificultades para que su esfuerzo sea menor y avanzar mucho más en los contenidos de los programas, ya que piensa que alumno como Víctor los hacen trabajar tiempo extra, no todo educador está dispuesto a asumir el compromiso.

Sin embargo, de ahí es que se demuestra la capacidad intelectual de un educador cuando logra ver los cambios positivos en un niño con dificultades en el proceso de aprendizaje.


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