Eugenio María de
Hostos
Es conocido como el padre de la pedagogía y es uno de
los próceres más importantes de la historia puertorriqueña. Su filosofía educativa se adelantó a sus tiempos y lo convirtió en
uno de los personajes más celebrados de América, por lo que también fue honrado
con el título de 'Ciudadano de América'. Sin embargo, sus ideales le causaron persecución política e
incluso fue desterrado de su país natal.
Don Eugenio María de Hostos nació en el barrio Río
Cañas de Mayagüez el 11 de enero 1839. Sus padres fueron don Eugenio de Hostos y Rodríguez y doña Hilaria
de Bonilla y Cintrón. Cursó sus primeros estudios en
San Juan, para después proseguir con sus estudios secundarios en la península
española. Ya en España, obtuvo su
bachillerato en la Universidad de Bilbao e inició estudios de Derecho en la
Universidad de Madrid, los cuales no terminó.
Fue gran luchador por la abolición de esclavitud y por
la autonomía para Cuba y Puerto Rico. Incluso, en Nueva York se convirtió en un líder separatista junto
a un grupo de cubanos, y llegó a dirigir el circular "La Revolución".
Aportes de Eugenio
María de Hostos a la educación
El maestro pedagogo que erradicó el analfabetismo en la República, educó a campesinos y obreros en el reclamo de sus derechos ciudadanos, llenó el país de escuelas normales diurnas y nocturnas para profesores, formó individuos con criterio nacionalista y fomentó la integración de las Antillas,
En el 1871 trabajó como profesor en la Universidad Central de
Chile, ya que fue designado como delegado en Suramérica. Luchó allí a favor de la educación científica de la mujer, pues
proclamaba que la razón no tenía sexo, un argumento que sostuvo en su ensayo
"La educación científica de la mujer".
Durante la Guerra Hispanoamericana fue designado como delegado por
el Partido Revolucionario Cubano. Intentó promulgar, desde su
municipio de prominencia de Mayagüez, la opinión pública anti-anexionista hacia
los Estados Unidos.
Regresó a su segunda patria, la República Dominicana, luego de ser
impuesta la Ley Foraker en la ínsula puertorriqueña. Allí fue nombrado Director General de Enseñanza como también de la
Escuela Normal de Santo Domingo, donde murió el 11 de agosto de 1903. Fue enterrado en el Panteón de los Héroes Nacionales en la misma
ciudad.
Hostos nos dice que la educación "Es una función natural de
la vida colectiva e intelectual, que resulta de la necesidad de desarrollo que
tiene la razón y la conciencia del hombre
Esta filosofía nos da a entender que la educación es el factor
principal de la evolución del ser. Según Hostos, la educación es
una de las funciones sociales más importantes y que la falta de la misma
produciría un estancamiento social, ya que por medio de esta es que el hombre y
la cultura evolucionan al adquirir niveles cada vez más altos de
racionalidad. Por esta razón, el educador
mayagüezano instruye que la educación no debe ser obstaculizada por fuerzas
externas que puedan confligir con el desarrollo del razonamiento. Unas de las fuerzas que, según Hostos, interfirieron con la
educación racional en América fueron las autoridades eclesiásticas, o, más
específicamente, la Iglesia Católica. Debe
notarse que el pensamiento de Hostos en torno a esta problemática surge por la
época en la que el mismo se desenvolvió, ya que se sabe que, durante la época
colonial de la Latinoamérica del siglo 19, la iglesia y el estado trabajaban
directamente como aliados ideológicos para controlar sus colonias. Por esta razón, conviene decir, es que Hostos estipula bajo su
filosofía la separación total y absoluta de Iglesia y Estado.
Se puede deducir ya que, según Hostos, la educación debe cumplir
una función en el proceso de lograr en el ser un nivel superior de
razonamiento. Para este filósofo, la
educación, por consiguiente, debía tener una función también revolucionaria
pues el sistema escolar se encargaba de orientar a la sociedad en torno a sus
fines colectivos, de modo que el estado debía financiar las escuelas. Además, se debía excluir fuera de la organización educativa otra
de las fuerzas que confligían con el desarrollo puro del razonamiento, la
política partidista. De acuerdo con Hostos, la
práctica sistemática de que en muchos países sus respectivos gobernantes eligen
los dirigentes de establecimientos educativos no sólo hace imposible el
liderato y la autonomía educativos, sino que también limita el impacto de la
escuela como precursor de cambio social.
Desde joven, Hostos se dedicó a la formación de sí mismo como
"hombre completo", o sea, deseaba desarrollar su razonamiento a su
mayor potencia. Ahora bien, para poder
desarrollar ese hombre completo, no es posible acudir a sistemas escolares o
modelos escolásticos existentes. Por lo tanto, realizó una
teoría curricular y unos métodos de enseñanza innovadores. Al Hostos ser un hombre de ciencia, era evidente que creyera en
seguir un orden natural evolutivo en su filosofía pedagógica. Por consiguiente, éste creía que la organización curricular
educativa debía seguir la evolución y el desarrollo mentales que tiene el
hombre desde su infancia. Esta visión sistemática le
facilitó organizar la educación dentro de un modelo conceptual que permite que
el ser se desenvuelva en su entorno, por etapas, de acuerdo su desarrollo
natural mental.
Dicha organización curricular se desglosa de la
siguiente forma: intuición, inducción, deducción y sistematización. Según Hostos, un niño, durante su infancia, responde a su
intuición, por lo que es curioso; un adolescente funciona principalmente por
inducción; en el joven, la deducción, y por tal razón es una edad de vanas
seguridades y jactancias; y ya en su madurez las funciones racionales se
subordinan a la sistematización, por lo que durante esta etapa es que comienzan
las inquietudes filosóficas y existenciales. Bajo éste método, el maestro debe escoger los materiales y
ejercicios para enseñar que sean pertinentes a la etapa en la cual se este
desarrollando la persona.
Don Eugenio María de Hostos fue un pensador que se adelantó a
sus tiempos y creó una filosofía educativa innovadora. Según él, "nuestro pasado
no es nuestro pasado, es el cadáver de la sociedad absurda que sus creadores
dejaron al marcharse y nosotros no enterraremos al insepultado hasta que nos
organicemos para vivir racionalmente según las leyes naturales de la
vida." Es decir, la sociedad como
organismo cae ante la misma ley de física que postula que nada es creado o
destruido, sino transformado. Es necesario transformarnos
colectivamente hacia el fundamento de la razón. La filosofía hostosiana no sólo responde a la educación
institucional, sino a la formación del ser, la cual nos es tan indispensable
como cualquier otra necesidad fisiológica.